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Vamos a aclarar las cosas

1º Sigo siendo el Decano del Colegio de Cataluña.

Como muchos de vosotros ya sabéis, defender la existencia del CETOP me ha costado la incoación de un expediente deontológico por parte del CITOPIC, que en vía administrativa se ha zanjado con que se me ha sancionado con 1 día de suspensión del ejercicio profesional.

Esa ridícula sanción persigue en realidad impedir que siga siendo Decano, ya que en tanto esta sanción no haya sido cancelada, impide en efecto, ejercer cualquier cargo colegial en el CITOPIC.

De ahí que a través de mi representación procesal he procedido a impugnar ante la vía contencioso administrativa la resolución del CITOPIC que me impone la referida sanción.

Esta impugnación persigue por un lado, poner de relieve la arbitrariedad empleada por el CITOPIC tanto en la tramitación del expediente deontológico seguido en mi contra, como en la resolución que le pone fin y por la que se me sanciona, y, por otro, suspender la eficacia del acto recurrido; algo que a las claras disgusta al CITOPIC, pues haciendo caso omiso de su propio reglamento envió dos escritos solicitando mi sustitución.

2º.- Como consecuencia de esta actitud del CITOPIC, desde el CETOP se acordó que el Sr. Campanera, Vicedecano, se ocuparía de las relaciones con otras entidades de ingeniería técnica de obras públicas, nacionales e internacionales.

Es con él con quien el CITOPIC trata los asuntos que quiera mantener con el CETOP, del que sigo ostentando el cargo de Decano, como hasta ahora.

3º.- De la demanda que la Presidenta del CITOPIC interpuso en mi contra ante los juzgados de Oviedo, por una pretendida lesión de su derecho al honor, que ella misma cifraba en 6.000,00 €.

Este decano lamenta profundamente, no ya que la Presidenta se haya ofendido por mis declaraciones que se publicaron en el Diario Ara en el 2015, de las que, vaya por delante, no me he retractado, sino del afán de ésta de teñir de conflictividad cualesquiera cuestión que haga referencia al CETOP.

No es éste el tono que debiera presidir la actuación de quien tiene en sus manos el timón de un colegio nacional, y no es desde luego la intención de este decano proseguir estas bizantinas discusiones que nada aportan a la profesión.

Quede claro que dónde tanto se había ofendido la Sra Gázquez por unas palabras que proferí en el curso de una entrevista publicada en un periódico catalán, bastó pedir disculpas para que éstas las aceptara y así poner fin al proceso, sin abono de indemnización ni publicación de sentencia ni medidas de ningún tipo, y sin que este decano se retractara de lo que en su momento dijo, porque, quede entre nosotros, no se me exigió, y si así hubiera sido, no lo hubiera hecho.

Por último, manifestar mi firme propósito de que se instaure entre los colegios el tono de respeto que exige cualquier convivencia, y que nos permita colaborar para obtener el mayor rédito profesional posible en tiempos que, como todos sabéis, no nos son muy favorables,

Xavier Font i Mach
Decano del Colegio de Cataluña